Una microbiota diversa y activa se considera una colonización intestinal saludable [1]. Por el contrario, un microbiota intestinal con poca diversidad se asocia a una dieta desequilibrada. Esto favorece la inflamación y, por tanto, las enfermedades crónicas. Particularmente, una dieta rica en fibra con legumbres, productos integrales, frutas y verduras se considera prevención dietética y es crucial para la diversidad microbiana en el intestino. Los alimentos fermentados como el kimchi, la kombucha y el chucrut son cada vez más populares. Desde principios del siglo XX se les reconoce un efecto positivo sobre la salud. El consumo regular de alimentos fermentados con ácido láctico reduce el riesgo de diabetes mellitus de tipo 2, así como de cáncer y enfermedades cardiovasculares [1]. Un estudio de intervención aleatorizado y prospectivo ha demostrado ahora que una dieta rica en alimentos fermentados aumenta la diversidad de bacterias intestinales y tiene un efecto positivo en el sistema inmunitario [1]. En cambio, una dieta rica en fibra no produjo estos cambios a lo largo de las diez semanas que abarcó el estudio. De ello se desprende que puede obtenerse un refuerzo a corto plazo del sistema inmunitario complementando la dieta diaria con alimentos fermentados.
En el estudio participaron 36 individuos sanos. Un grupo recibió una media de 6 ± 2 raciones de alimentos fermentados al día, incluidos yogur, kéfir, suero de leche, chucrut y kimchi. El otro grupo recibió una dieta rica en fibra con 45 ± 10 g de fibra al día. La dieta se centraba en verduras, frutos secos, legumbres y cereales. Se analizaron muestras de sangre y heces, que se recogieron durante un periodo de tres semanas antes del estudio, durante la dieta de diez semanas y cuatro semanas después de la dieta. Entre otras cosas, se midieron la composición microbiana, los metabolitos microbianos y parámetros inmunoespecíficos como las proteínas inflamatorias.
La dieta con muchos alimentos fermentados demostró que la actividad de las células inmunitarias disminuía en todos los participantes del estudio y los niveles de 19 proteínas inflamatorias diferentes, como la interleucina 6, medidos en la sangre descendían. Esto indica una menor actividad inflamatoria en el organismo, lo que reduce el riesgo de enfermedades crónicas. La diversidad de bacterias intestinales aumentó en todos los sujetos de la prueba. Las bacterias contenidas en los alimentos fermentados, especialmente las bacterias lácticas, ayudan a las bacterias intestinales humanas y pasan a formar parte del microbiota intestinal, lo que contribuye a la diversidad microbiana.
En cambio, ninguna de las 19 proteínas inflamatorias disminuyó en los participantes del grupo de dieta rica en fibra. La diversidad de bacterias intestinales tampoco varió en promedio. Por otro lado, se observó un aumento de la actividad microbiana en el grupo con dieta rica en fibra.
La densidad de proteínas microbianas, la capacidad para descomponer los carbohidratos y un cambio en la síntesis de ácidos grasos de cadena corta pudieron demostrar una mayor actividad microbiana en las muestras de heces. Se supone que habría sido necesaria una intervención más prolongada para que la diversidad del microbiota se hubiera adaptado al consumo elevado de fibra. Es bien sabido que una dieta rica en fibra es beneficiosa.
La fermentación es un proceso que tiene miles de años de antigüedad y se utilizaba principalmente para la conservación. En el pasado, sin embargo, la gente no se daba cuenta de que también era una forma de cuidar de sus bacterias intestinales. No obstante, los efectos positivos para la salud de estos alimentos se descubrieron pronto: por ejemplo, comer chucrut protegía a los marineros de contraer escorbuto. En un principio, esto se atribuyó al supuesto alto contenido en vitamina C del chucrut, cuyo contenido de aproximadamente 20 mg por 100 g no es digno de mención (a modo de comparación: los pimientos rojos tienen un contenido en vitamina C de aproximadamente 140 mg/100 g) [2]. ¿Quizás fue más bien el efecto del chucrut sobre las bacterias intestinales de los marineros lo que contribuyó a un sistema inmunológico más estable?
Los alimentos fermentados son especialmente populares en Europa en otoño e invierno, mientras que en otras zonas climáticas el kimchi, por ejemplo, forma parte de la dieta durante todo el año. Si las bacterias intestinales están bien nutridas, lo que es posible gracias a los alimentos fermentados con ácido láctico, el microbiota intestinal es activo y diverso y cuanto más despliega su efecto positivo. La simbiosis con las bacterias intestinales no sólo es importante para la salud humana. Ya en 1920, Rudolf Steiner señaló en su 4ª conferencia del primer curso de medicina que los poderes formativos del microbiota intestinal se convierten en actividad mental [3]. Es fácil de imaginar: El pensamiento libre se basa en un organismo sano cuya vitalidad está intacta. Un microbioma intestinal diverso y activo contribuye a ello. En cambio, una colonización intestinal débil favorece la inflamación y otros procesos patológicos. Esto demuestra cómo están conectados el cerebro y el intestino, el pensamiento y la nutrición, e ilustra los efectos de largo alcance de la nutrición personal.
Véase también el artículo "Microbiota: ¿Influye nuestro microbiota intestinal en nuestro pensamiento?" www.sektion-landwirtschaft.org/ernaehrung/artikel/ea/microbiota
Bibliografía
[1] Wastyk HC, Fragiadakis GK, Perelman D, Dahan D, Merrill BD, Yu FB, Topf M, Gonzalez CG, Van Treuren W, Han S, Robinson JL, Elias JE, Sonnenburg ED, Gardner CD, Sonnenburg JL (2021). "Las dietas dirigidas al microbiota intestinal modulan el estado inmunitario humano", Cell. 184(16):4137-4153, DOI: doi.org/10.1016/j.cell.2021.06.019
[2] Elmadfa I, Muskat E, Fritzsche D, Meyer AL (2022). "Die große GU Nährwert Kalorien Ta-belle", 3ª edición, Munich, GU Verlag
[3] Steiner R (2020). "Ciencia espiritual y medicina. 20 conferencias, Dornach 1920 (Primer curso para médicos)", 8ª edición, Basilea, Rudolf Steiner Verlag