Más de 500 personas, entre ellos jóvenes y mayores, acudieron a la invitación del vivero y de la Sección de Agricultura para celebrar juntos el centenario de la agricultura biodinámica y, de esta forma, honrar a la tierra y todo lo que nos ofrece. La idea del festival era encontrarse con la naturaleza en todas sus facetas a través de los sentidos y honrar lo que nos brinda a través de la agricultura.
En este glorioso domingo de Pentecostés, único día soleado tras dos semanas de lluvia, el jardín rebosaba de gente que participaba en las actividades propuestas: Colores, olores, sonrisas, risas, sorpresas, diversión y alegría.
La jornada comenzó con la creación de un espiral a partir de distintos tipos de tierra local, que mostró cómo la flora y la fauna transforman la piedra caliza del Jura en una buena tierra de jardín. Después, los participantes se distribuyeron por el parque: algunos observaron la vida en el compost, otros exploraron los colores de la tierra y algunos descubrieron de nuevo que los humanos vivimos entre la tierra y el cielo.
Continuamos con el descubrimiento del mundo vegetal, que en esta época del año cubre la tierra con una piel viva, colorida y maravillosamente perfumada de flores y capullos. También pudimos saborear las fragantes flores en las deliciosas ensaladas del almuerzo.
Luego pasamos al reino animal con las abejas y todo lo que nos ofrecen: Cera, miel, etc. ¡Algunos se tomaron el tiempo de observar e incluso dibujar a las vacas en plena acción!
El final tuvo lugar bajo el venerable roble Felsli, un lugar especial que simboliza nuestra conexión entre el cielo y la tierra. Un original concierto con cuernos de animales nos acompañó mientras removíamos un preparado biodinámico, que luego rociamos juntos en el campo.
Podemos suponer que todos volvieron a casa con tierra en los zapatos, estrellas en los ojos y un corazón encantado por la belleza de nuestra tierra. ¡Un incentivo concreto y vivo para cambiar nuestra visión de la naturaleza con la ayuda de la biodinámica!